miércoles, 19 de octubre de 2011

Buscando la fusión, ¡qué emoción!


Me llamo Tritio, tengo un gran protón y un buen par de neutrones. Mi familia es más conocida por el nombre de Hidrógeno, que como se sabe anda por todos lados en esta Tierra, yo soy un isótopo suyo, un pelín radiactivo, de corta vida, escaso y más ligero que el propio aire, aunque trazas mías se hallan por ahí en cada uno de vosotros, pero estoy  sobre todo en la mar salada, y donde más fácil se me pilla es en casa del Litio.
Busco a Deuterio, que viene a ser como medio hermano mío, pues también es otro isótopo del Hidrógeno. El pobre sólo tiene un neutrón y su protón es menos llamativo; eso sí, es bastante más estable que yo y mucho más pesado, qué le vamos a hacer, pero está por todos lados en el universo y es fácil de encontrar.
Según la profecía, si nos enrollamos bien y la cosa funciona, juntitos en un cuarto bien sellado y calentitos a temperatura estelar, tras fusionarse limpiamente nuestros núcleos, engendraremos de manera incansable a Helio, que es un gaseoso inofensivo pero muy noble y podrá trabajar inflando los globos y alguna cosa más; también saldrá un neutrón que no hará nada en la vida, y lo más importante:  produciremos una cantidad pasmosa de energía que será la única alternativa para que sobreviva el planeta y el ser humano juntos, tal como van las cosas y si se quiere seguir viviendo como ahora viven en el mundo "civilizado".

domingo, 2 de octubre de 2011

(R)evolución en paz

Mientras las voces se apagan, quedan los ecos de las revoluciones

que se asomaron a la historia por recovecos insoslayables.

Ahora ya no se alzan voces individuales, ya no hay revolucionarios, ya estamos preparados.

Ya es el día del comienzo del cambio de percepción como especie,

si no lo hacemos perecemos, es tan sencillo como (r)evolucionar o desaparecer.

El pensamiento individual ha resultado ser un fracaso y un (auto)engaño,

pues cada ser humano que habita esta tierra tiende geométricamente

a ser más dañino con el planeta cuanto más poder individual tiene.

Lo que vendrá no es predecible y eso es lo que da más miedo;

por eso, cada nuevo aparato tecnológico que recrea la realidad

es lo que nos pone más contentos, pues así nos evade de lo que aún somos:

animalitos medio patéticos apretujados en lo profundo de la cueva

por miedo a lo que habita la noche, por miedo a la fría oscuridad;

pero ninguna tecnología coneguirá que cada uno pueda abarcarlo todo,

conocerlo todo, comprenderlo todo, tenerlo todo...para él.

cualquier cosa que sea ser humano es algo cosntruido con los que nos rodean,

no sólo con el vecino sino con cualquiera que habite la tierra como caminante.

Y esa no es una revolución de individuos, es la revolución de la especie.

O es así o ya no quedarán humanos, aunque siga existiendo gente que ande.

O hay una solución para todos o ninguno seguirá mucho tiempo aquí.

Mientras las voces se apagan, los murmullos crecen, los susurros

narran que mañana ser humano será sinónimo de paz o sino será nada.