Mientras las voces se apagan, quedan los ecos de las revoluciones
que se asomaron a la historia por recovecos insoslayables.
Ahora ya no se alzan voces individuales, ya no hay revolucionarios, ya estamos preparados.
Ahora ya no se alzan voces individuales, ya no hay revolucionarios, ya estamos preparados.
Ya es el día del comienzo del cambio de percepción como especie,
si no lo hacemos perecemos, es tan sencillo como (r)evolucionar o desaparecer.
El pensamiento individual ha resultado ser un fracaso y un (auto)engaño,
pues cada ser humano que habita esta tierra tiende geométricamente
a ser más dañino con el planeta cuanto más poder individual tiene.
Lo que vendrá no es predecible y eso es lo que da más miedo;
por eso, cada nuevo aparato tecnológico que recrea la realidad
es lo que nos pone más contentos, pues así nos evade de lo que aún somos:
animalitos medio patéticos apretujados en lo profundo de la cueva
por miedo a lo que habita la noche, por miedo a la fría oscuridad;
pero ninguna tecnología coneguirá que cada uno pueda abarcarlo todo,
conocerlo todo, comprenderlo todo, tenerlo todo...para él.
cualquier cosa que sea ser humano es algo cosntruido con los que nos rodean,
por miedo a lo que habita la noche, por miedo a la fría oscuridad;
pero ninguna tecnología coneguirá que cada uno pueda abarcarlo todo,
conocerlo todo, comprenderlo todo, tenerlo todo...para él.
cualquier cosa que sea ser humano es algo cosntruido con los que nos rodean,
no sólo con el vecino sino con cualquiera que habite la tierra como caminante.
Y esa no es una revolución de individuos, es la revolución de la especie.
O es así o ya no quedarán humanos, aunque siga existiendo gente que ande.
O hay una solución para todos o ninguno seguirá mucho tiempo aquí.
Mientras las voces se apagan, los murmullos crecen, los susurros
narran que mañana ser humano será sinónimo de paz o sino será nada.
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