No importa tanto lo que nos cuentan como la interpretación que hacemos de lo que creemos entender. Sabiendo esto, buscamos estrategias para decir las cosas a los otros de modo que nos alejamos de lo que diríamos a priori ya que calibramos posibles efectos deseados e indeseados en el mensaje.
Así, transmitimos una información distorsionada que importa todavía menos ya, pues lo que nos interesa es que se capte o no la intención con la que lo decimos o no….de modo que al otro le llega una cosa que puede ser considerada de rango propensivo, ya que parte de unas posibilidades hacia otras posibilidades desconocidas pero probables. Entonces, la confirmación o no de haber conseguido comunicar o no lo que queríamos nos permite seguir o modificar nuestro nivel de comunicación con el otro.
Pero lo que obtenemos en el proceso y lo que el otro consigue son cosas no necesariamente iguales, ni está claro que haya verdadera comprensión mutua, sino por la confirmación de la expectativas propias que uno mismo generó, nada más. ¿Podemos llamar a eso comunicación?
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