Una de las características de la tecnología digital en la vida, tanto en la cotidiana como en la otra (¿cuál será esa otra?) es la increíble posibilidad de deshacer los errores. Que la foto no te gusta, que salió borrosa, que tu gesto quedó ridículo…pues se borra y ya está, liberando espacio en la memoria. Antes era inevitable tener que toparte con la foto revelada en papel, enseñando ese “lado malo” que casi todos tenemos.
Que has cometido un error en el procesador de texto y quieres enmendar, pues “ctrl+z” y por arte de magia puedes volver a comenzar.
Que todo tu sistema del ordenador parece volverse loco, pues restauras el sistema y solucionado.
Así, podemos equivocarnos una y otra vez, podemos ser unos dejados, podemos jugar y morir mil veces y mil veces reiniciar la partida.
Las imprevisibles consecuencias de la cotidianidad se solucionan en el espacio cotidiano virtual (¿virtual o real?, no sé, pero sí cotidiano), de modo que siempre podremos presentar el resultado que queremos a quien queramos.
Hace mucho escribí un relato sobre un lugar donde si alguien tenía un despiste, un tropiezo, un error tonto…literalmente desaparecía de dicho espaciotiempo. Así, la sociedad en ese mundo era infinitamente paranoica e hipervigilante, para no extinguirse. Caerse en la bañera, perder el tino por la calle, escurrirse tu codo en una mesa, la mínima nadería, te lanzaba a un inframundo. La gente, obviamente, veía normal que un compañero desapareciese de un instante a otro mientras tomaba un simple café en una terraza; los que quedaban se miraban fugazmente y luego apartaban la vista, cambiando de tema, como si nada hubiese pasado. En ese lugar, había quien prefería suicidarse con seguridad a tener una muerte tonta, de hecho sólo los primeros eran recordados, los otros no dejaban de ser tipos despistados que pasaron fugazmente por ese mundo. Por supuesto, cantidad de cachivaches se comercializaban para estar “más seguros”, para no caer, para recibir avisos antes de doblar cada esquina, para sujetarse mientras uno se relajaba dándose una ducha…en fin, un mundo muy loco, lleno de neuroticismo, nada que ver con el que habitamos ahora (¿nada?), que curiosamente, como apuntaba al principio es más bien aparentemente diametralmente antagónico en la cotidianidad.
Pero quizá igual de extremo, pues uno puede llegar a creer que todo error es enmendable, que toda pifia tiene su “marcha atrás” y no es así. No es así.
La irreversibilidad del tiempo sigue vigente, no sé cuánto tiempo, pero aún sigue valiendo y nuestra biografía (al menos la de los que provenimos de lo analógico) aún está llena de los recuerdos de lo poco que a veces uno puede controlar los acontecimientos, para la propia desgracia las más de las veces..
Sin embargo ya no estoy tan seguro de que los nuevos cachorros y cachorras tengan la misma memoria, algo me dice que el ser humano va evolucionando (¿involucionando?), de modo que en la propia memoria dentro de cada nuevo cerebro creciente se ha gestado una combinación de teclas del tipo “ctrl.+z” que mágicamente devuelve la salud y borra el error, borra la conciencia, deja tranquilidad en su lugar y la enorme posibilidad de seguir cometiendo errores “ad infinitum”…mientras tengas la gran capacidad de olvidarlo, como si nada hubiese pasado, incluso creo que ya se valora esto como síntoma de salud.
En fin…fin; o no. no sé...
2 comentarios:
La posibilidad de deshacer errores implica el (re)conocimiento de que algo se ha hecho de manera equivocada. Que luego esa percepción imprima alguna huella en nosotros y nos capacite para el aprendizaje (y por ende, la evitación de errores futuros) es un paso posterior que puede (o no) darse. Uno/a puede lamentar que apretemos la tecla de suprimir demasiado rápido o con demasiada ligereza, pero yo ahí veo un punto de reflexión y auto-evaluación que ya me gustaría que se diera en todos los seres de nuestra especie. "Errare humanum est", lo que es menos humano es tirar para adelante como los burros con orejeras y obcecarnos en mantener posiciones/comportamientos equivocadas/dañinos para nosotros/as mismos/as o para los demás en vez de darle al comando Ctrl+Z a tiempo.
Pero sinceramente, puedo ver de donde parte tu preocupación.
Saludos.
Exacto Shatik 1-3, lo que me preocupa es la (in)validación del error. Hay errores que nos hacen como somos, hay quien puede,al equivocarse, acertar, hay cicatrices que nos recuerdan que fuimos tal vez demasiado osados..pero no podemos olvidar que aprender se basa en principio en no acertar...escamotear los fallos propios no es aprendizaje, sólo autoengaño, un saludo, buen comentario, gracias
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